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Los tambores africanos en la República de Cuba marcaron
su huella indeleble en la música y los avatares raciales
de este siglo. En 1906 Roche Monteagudo publica "La policía
y sus misterios en Cuba". Lo negro, lo criminal y los tambores
parecen ser parte del mismo estrato social.
El 20 de mayo de 1914, el capitán Estanislao Mansip secuestra
los tambores de un cuarto Fambá en el barrio de Pogoloti.
En 1925 Roche Monteagudo reproduce la foto del gendarme negro posando
junto a los atributos confiscados.
Después de consolidarse a nivel nacional el cuerpo litúrgico
de la Regla de Ocha, las "variantes antiguas" del Congo
se re-organizaron a principios del siglo XX en las "variantes
actuales" de la Regla de Palo Monte. La historia del tambor
afrocubano en la República, es la historia de una ideología
de resistencia. |
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No fue hasta 1936 que Fernando Ortiz hace públicos en
la Universidad de la Habana, los toques y danzas de tambores Batá.
En 1992, Rogelio Mesa Ledo comienza a crear instrumentos musicales
de percusión, basándose en la comprensión y
el respeto a las características de los tambores de fundamento.
Rogelio estudió unos veinte juegos de batá en la
ciudad de Matanzas, entre ellos los de Chachá, Fantomas,
Calvo, Bantica y Pucho. Los más antiguos son los batá
de Chachá, Fantomas y Amado Bantica, referidos por Don Fernando
Ortiz en sus ensayos etnográficos. Addé Chiná,
bautizado como Remigio Herrera, está entre los cinco babalawos
africanos, que inician en Cuba estos ritos sincréticos. De
los batás de fundamento de Addé Chiná, en Matanzas,
surgen inmediatamente otros, entre los más antiguos, los
de Chachá.
En el barrio La Marina, de Matanzas, el percursionista Chachá
le habló de los tambores de Olokum, que no se tocaban hacía
una década y que ya solamente se tocan cuando fallece un
descendiente o ahijado de la casa templo de Fermina Gómez.
Con paciencia y respeto, el artista consigue que se le permita entrar
y ver los tambores de Olokum y construye este juego de tres tambores
profanos de Olokum que se toca por primera vez en 1995.
Ya en 1996, Rogelio había construido seis juegos de instrumentos
de percusión: Batá, Olokum, Iyessá, Arará,
Abakuá y Bembé. Entre 1998 y 1999 realiza los tambores
de Yuka.
El difunto Radamés (es un alias del Profesor Francisco Domínguez
Boada), tenía un grupo y se ensayaban continuamente los diferentes
toques, con los instrumentos de Rogelio, que también participa
en numerosas actividades con las agrupaciones Muñequitos
y Afrocuba de Matanzas.
Rogelio realizó estudios de guitarra con el Profesor Arsenio
Díaz (Nino), gran amigo del luthier cubano Pablo Quintana.
Rogelio parte de una gran osadía, de un fuerte interés
personal que lo dirige a construir cada instrumento, cuyos latidos
recorren el horizonte de los cultos sincréticos cubanos,
tanto los de procedencia africana como europea, que se fundieron
durante la República en el crisol de la nacionalidad cubana:
un tambor africano y una guitarra española.
(a VHS video may be available for the presentation)---
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