Si utilizamos la anterior clasificación
tipológica de los orishas, podemos arribar
a las siguientes conclusiones cuando observamos sus
resultados transculturales en Cuba:
a) Los orishas cosmogónicos
preservaron su importancia dentro del nuevo sistema
donde también se ubican en el nivel inmediato
a la deidad suprema.
b) Los orishas económicos
ven reducida su importancia, por las causas ya expuestas,
incluso en muchos casos se mantienen dentro del sistema
gracias a atribuciones secundarias que eran inherentes
a su función principal
c) Los orishas cotidianos mantienen,
por regla general, su nivel de importancia, aunque
muchos se ven aumentados como es el caso de Shango,
Oggún, Oshún, Yemayá, Babalú
Ayé y Oyá. Es significativo que los
cultos y creencias vecinas a Shangó-Santa Bárbara,
Oshún-Caridad del Cobre, Babalú-ayé-San
Lázaro de las Muletas, así como Yemayá-Virgen
de Regla, constituyen los pilares fundamentales de
la religiosidad popular cubana, hasta el punto de
resultar valores indisolubles de la misma identidad
nacional.
En la confluencia entre la Religión
de los Orishas y el catolicismo en Cuba y Brasil se
ha dado mucha importancia al llamado sincretismo entre
los orishas y los santos y vírgenes, dando
la impresión que ello ha sido lo esencial,
cuando no fue mas, en principio, que una necesidad
tenida por el africano de enmascarar sus creencias
ante determinadas ordenanzas de policía que
incluso no hubieran podido realizarse sin el concurso
de las analogías ya señaladas.
Concedo que ese sincretismo entre orishas, santos
y vírgenes tal vez ha sido lo más externo
y llamativo del proceso, pero nunca realmente lo fundamental.
Puedo afirmar que en la matriz ontológica de
la Regla de Ocha la fusión nunca representó
una integración total para el practicante avanzado,
pues hay una dicotomía de principio que jamás
resultó zanjada.
El orisha representa la materia, el mundo concreto
de la vida y la muerte, lo crudo y lo real; por eso
en sus cultos admite todo, desde la sangre de los
animales a él sacrificados, hasta comidas,
bebidas o flores, pero por encima de todo, tiene la
posibilidad de materializarse mediante la posesión
total de sus devotos.
En cambio, el santo o la virgen significa lo espiritual,
lo incorpóreo e inmaterial, por ello en sus
liturgias nunca aparecerá sangre de animales,
pues simplemente requiere de flores, frutas, yerbas
o perfumes.
Pero aún es más importante la función
o capacidad asignada a cada uno. Aunque al orisha
no debe pedirse ningún mal para nadie, es posible
que algunos "trabajos" que el creyente realiza
con el concurso de este impliquen perjuicios para
otra u otras personas; sin embargo, ésto nunca
podrá ser hecho con el santo porque el santo
"vela", "protege", pero no "trabaja".
Con el orisha el devoto puede y hasta está
obligado a socorrer a quienes requieren y solicitan
su ayuda, bien gratuita o con cierta remuneración,
ya que en última instancia ese orisha constituye
una "fuerza" siempre al servicio de la comunidad
de creyentes; por el contrario, la relación
con el santo o virgen es æpersonal" e æintranferible",
cada uno la vive y desarrolla de acuerdo con la dimensión
de su propia fé.
Retomando las cuatro variantes aplicadas en el estudio
al culto de los orishas nigerianos para analizar a
sus similares en la Santería es posible observar:
Finalidad del sistema.-
En el resultado transcultural que representa la Regla
de Ocha o Santería se ha preservado la finalidad
u objeto esencial de la creencia primaria: "el
tránsito feliz de la vida a la muerte".
Por ello en el espectro de las motivaciones más
comunes que sustentan sus creyentes en todos los grupos
de edades aparecen los problemas de salud como la
causa principal que los lleva a practicarlo (9).
Existe entre dichos practicantes la creencia de que
cada orisha rige sobre determinadas enfermedades o
afecciones y consecuentemente pueden castigar produciendo
determinadas formas de muerte. Partiendo de lo más
común en la práctica de la Santería
he confeccionado el siguiente cuadro:
Orisha.
Enfermedad que
cura
Muerte que produce
1.-Ellegwa.
Enfermedad
de los nervios. Hemorroides.
- Accidentes de tránsito.
2.-Oggún.
Alteraciones
de la presión. Golpes.
Infartos cardiacos.
3.-Ochossi.
Golpes
y heridas en las extremidades
Hemorragias.
4.-Inle.
Enfermedades
del cerebro
Locura.
5.-Babalú
Ayé.
Enfermedades
epidémicas y sanguineas-
Lepra,
viruela, gangrena, etc.
6.-Obbatalá.
Enfermedades
de la vista y parálisis
Derrame
cerebral y embolias.
7.-Agayú-Solá.
Heridas
Hemorragias.
8.-Shangó.
Quemaduras
Suicidios
con fuego y muerte a causa de rayos.
9.-Yemayá.
Enfermedades
del estómago, instestinosy vientre
Ulceras,
Malos embarazos. Malos partos.
10.-Oshún.
Enfermedades
del útero, trastornos en menstruación
Enfermedades
en el bajo vientre.
11.-Oyá.
Accidentes.
Electrocutados.
12.-Yewá.
Hígado,
riñones, alcoholismo.-
Trastornos
hepáticos, biliares y de urea.
Relación entre la creencia y el marco socioeconómico
donde radica.-
Si bien al momento de surgir la Santería no
hay correspondencia entre el marco socioeconómico
y el culto sincrético, lo cierto es que para
convertirse en una práctica generalizada a
escala popular fueron modificados no pocos aspectos
de la religión ancestral.
Claro que existe una notoria diferencia entre la realidad
física y socioeconómica de Nigeria y
la de Cuba, la puesta de manifiesto en la biografía
mítica de los orishas, que resulta esencialmente
nigeriana, por lo cual muchos de esos patakines tuvieron
que ser recreados para poder conservar la función
parémica que tenían en el ancestro,
quedando modificados aquellos aspectos, objetos, fauna,
flora y hasta costumbres que nada significaban para
los creyentes de la nueva realidad, mientras se inventaron
otras para explicar y fundamentar las modificaciones
operadas en distintas liturgias y prácticas
del culto sincrético.
Sistema
de dependencia.-
Una de las diferencias más notable entre la
práctica nigeriana y la cubana radica en la
ruptura que sufre el sistema originario de dependencia
entre el creyente y los orishas, como resultado directo
de un nuevo marco socioeconómico y cultural,
pero también a consecuencia del proceso de
amalgamiento contenido en la hibridación de
múltiples cultos locales e incluso, a diferentes
grupos étnicos que coinciden en los mecanismos
de formación del sistema.
Por todo ello y ante una nueva realidad, los valores
familia, comunidad y oficio adquieren otra connotación,
mientras por el amargamiento a los orishas les fueron
cercenas sus atribuciones, quedando la función
de cada uno limitada a un aspecto específico
o, dicho con otras palabras "parcelados"
y "limitados", por lo cual un devoto de
santería necesita del concurso de varios orishas,
de acuerdo al carácter de su práctica.
Así por ejemplo, requerirá de los guerreros
(ellegwá, Oggún, Ochossi) para su protección
y la de su casa; Obba para velar por su matrimonio,
los Idbeyis en el cuidado de sus hijos, Obbatalá
para concederle paz, etc...
Morfología del orisha.-
También en este tópico existe una diferencia
muy importante entre ambos sistemas. Si bien es cierto
que al transculturar al orisha conserva su carácter
antropomórfico y su esencia humana como puede
apreciarse en los patakines, además adquiere
la capacidad de ser representado de múltiples
maneras o lo que Joel James ha llamado "principio
de la representación múltiple"
o los diversos tipos que puede tener un mismo orisha.
Ese "principio" es lo que permite las diferencias
morfológicas en los diferentes orishas; así
como por ejemplo, Obbatalá Achó, Osakunún
o Solobó son viejos y temblorosos, mientras
Ayaguna Areribó, Obbamoró y Osagriñan,
por el contrario, son jóvenes, viriles y guerreros,
no obstante ser todos el mismo Obbatará. Algo
semejante ocurre con Ayanó, Asojano o Yanko,
leprosos y mutilados, si los comparamos con Omolú,
Babaeribó u Obarileo, vigorosos y elegantes
reyes, pero en su totalidad el mismo Babalú-ayé
Andrónica Omobitasa.
Sin embargo hay otros aspectos más importantes,
que yo entiendo como resultado de la "representación
múltiple" y es la variedad de modos que
puede tener el culto a un mismo orisha, maneras que
en ocasiones pueden ser diametralmente opuestas. Así
es explicable por qué Yemayá Achabá
o Yemayá Asesú pueden ser asentadas
en una cabeza humana, mientras Yemayá Olokum
nunca lo será.