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MUNANSO UNGUNDO (Casa de la Ceiba): sincretismo Afrocubano de Palo Monte –Regla Bruja-

Jorge Luis Rodriguez (Stage Of The Arts, Inc.) and Beatrice M. De Oca
(Western New Mexico University)

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La Transculturación

Durante los años 1997 y 1998 estudiamos las manifestaciones Yorubas (Regla de Ocha) y Bantú (de Palo Monte) en la ciudad de Matanzas, Cuba, considerada el centro de cultura Afrocubano más importante de la Isla. Al mismo tiempo en la ciudad de Los Ángeles, California (U.S.A.) se impartieron clases de percusión ininterrumpidamente cada sábado durante ambos años y se dieron tres cursos de bailes Afrocubanos por doce semanas cada uno.

Los talleres de percusión y danzas Afrocubanas en Los Ángeles sirvieron de cuna para el nacimiento de dos grupos: el AfroCuba Ensemble y el Grupo Afro-Taino. Ambos conjuntos debutaron en eventos del centro cultural donde desarrollamos las clases y ya para 1998 participamos durante el mes de mayo en el Festival Presencia Cubana (www.cubafestla.com/broadcast/photos/bands/page1) y en septiembre actuamos en el 13th African Marketplace; ambos eventos reunieron audiencias de más de 50 mil personas.

Contamos con la colaboración de Sarah Streng (UCLA, World Arts and Cultures Dance program; winter quarter 1998) para realizar un estudio sobre el proceso de aprendizaje entre los estudiantes de danza que formaron parte de nuestro tercer curso, así como del impacto que pudo tener esta experiencia en sus vidas personales. Sarah condujo entrevistas y cuestionarios que nos permitieron analizar nuestras clases desde su perspectiva; ella también visitó Matanzas y conoció con nuestra recomendación algunos de los informantes conque trabajamos allí.

Nuestro objetivo fue explorar mediante la representación escénica de un rito de iniciación la capacidad de “producir” una conducta cultural al adoptar y activar signos (Mason, 1994).

Durante nuestras visitas al Cabildo Munanso Ungundo de Matanzas en 1997 se obtuvo “permiso” del Tata Cristóbal para recrear teatralmente un cuarto de Palo (munanso) en Los Ángeles. El 24 de Abril de 1998 se estrenó ante el público un espectáculo interactivo titulado “The Gathering”5 (“El Encuentro”), que fue montado a manera de psico-drama con veinte estudiantes procedentes de nuestros talleres de música y danza en el UNITY Arts Center de Los Ángeles.

El montaje de la coreografía, la música y los cantos para “The Gathering” estuvieron a cargo de Juan Calvo Flores, maestro del folklore afrocubano quien ha dirigido el trabajo de nuestros talleres (otros instructores han sido: Abiola, Roxana, Alina y Margaux. También ha habido presentaciones especiales de Jesús Alfonso y Ana, de Los Muñequitos de Matanzas). Juanito nunca había hecho referencia ante los estudiantes de danza o percusión acerca de su afiliación religiosa, hasta que durante una sesión de ensayos presentamos el video tomado con Cristóbal en el Munanso Ungundo de Matanzas. Juanito hizo algunos comentarios y a manera de establecer por las claras su autoridad, dijo: “Yo soy palero desde los nueve años, y soy Tata Nkisi”. En casa de Juanito hay un amplio cuarto donde él y su esposa montan altares de santo, según la ceremonia de Ocha que corresponda. Al fondo de la casa está su munanso, con una imponente Sarabanda y un Lucero recortándose contra la pared de un tupido montecito.

“The Gathering” fue un trabajo de creación colectiva basado en una historia de la vida real: la muerte de Freddi Almena6 , encargado de Asuntos Públicos que jugó un papel fundamental en la organización de los talleres de música y danzas Afrocubanas en el UNITY Arts Center y el regreso prematuro de su hijo Derick al recibir la noticia de su fallecimiento. La experiencia teatral presenta la historia de un joven de descendencia puertorriqueña que nunca se asimila a la cultura Afro-Caribeña donde crece en Los Ángeles y un día marcha a la India en busca de su propia espiritualidad. Durante su viaje encuentra en una plaza un titiritero cuyos muñecos están representando la historia de su propia vida; recibe la noticia de la muerte de su padre y se mira en los ojos de Kali, que se metamorfosea en Centella, la fuerza Bantú de la muerte, proyectándolo hacia un templo (munanso) mientras que las deidades Hindúes y Bantúes se mezclan en su mente y lo arrastran hacia sus orígenes y la iniciación.

La teatralización de rituales congos llevó a los actores a asimilar características de expresión corporal y conducta que son características de los practicantes de la religiosidad Bantú, del mismo modo que los practicantes de estos rituales han influenciado las formas teatrales a lo largo de la historia del teatro, la música y la danza en Hispano-América. 7

La influencia conga contribuyó al surgimiento de la samba en Brasil, de la rumba en Cuba y del Jazz en Norteamérica. Los Bakongos formaron la mayoría de la población de New Orleans, donde el Congo Square fue centro de las danzas y los estilos creoles que eventualmente dieron la vuelta al mundo entero. También hubo una marcada entrada de esclavos procedentes del Congo en Charleston, donde la suma de estas influencias alcanza en South Carolina la expresión musical y danzaria del charleston, donde se reconocen el tiempo y los pasos de la sémbula con sus patadas y palmadas características del norte del Congo (Farris, 1990).

Las representaciones teatrales de personajes congos llegaron a incorporarse en España y América del Sur a las ceremonias del Corpus Christi durante la Edad Media. Fernando Ortiz señala como el personaje del mojiganga se convirtió en una figura del teatro español del Siglo de Oro. “Tales diablitos congos, no eran originariamente sino los mismos tatanganga, o ganduleros como se les suele decir en sus sectas de brujería, o naganga -nkisi, que con sus atavíos africanos salían a la calle el 6 de enero, en el festival que celebraban los ‘negros de nación’ libres o esclavos, el Día de Reyes (...) Todavía a comienzos de este siglo, en los carnavales, algunos negros salían enmascarados de mojigangas, simulando seres de figuras extrañas que causaban miedo a las mujeres y a la chiquillería. La palabra mojiganga o mujiganga en Cuba se aplicaba, y esta debe ser una acepción originaria, a una especie de muñeco o ídolo de madera, que ejercía la función de mensajero o auxiliar del espíritu o nkisi sujeto por el tata -nganga, al cual por medio de conjuros y artes mágicas se enviaba afuera para que averiguara cosas ocultas o ‘peleara’ con algún enemigo, defendiéndose de sus hechizos o haciéndole daño para contrarrestar sus malignidades.” (Ortiz, 1951).

Aunque sólo tres de los veinte participantes en “The Gathering” fueron actores profesionales, se consiguió trabajar con los principios técnicos de “fe y sentido de la verdad” (Stanislavski, 1953) según han sido definidos por Constantin Stanislavski. Cuando Manny (puertorriqueño) aprendió los cantos del “Gallo” (solista que llama los cantos) en los lamentos (cantos del ceremonial Bantú) y estudió su personaje del Tata Nkisi, estaba incorporando sus propias vivencias y emociones alrededor de la muerte y vida en el barrio; del mismo modo que Pilar (venezolana), acostumbrada a los bailes populares, sintió que al aprender los bailes de palo se trastornaba la flexibilidad de sus pasos de “salsa”. Naila (de ascendencia hindú) se vio afectada por la presencia de algunos estereotipos de esta cultura y contribuyó a transformar parte de la representación. Algunos actores, en la catarsis de sus personajes, afirmaron haber visto o sentido la presencia de Freddi entre las butacas del teatro.

Los participantes en “The Gathering” asumieron conductas y lenguaje corporal característico de los practicantes de la religiosidad Afrocubana. La memoria colectiva ha desarrollado una intensa serie de danzas y cantos hechos a la medida de las energías (mpungos u Orishas) que representan. A su vez estas danzas y cantos son eventos (como el bembé o el toque de santos o de palo) que tienen la capacidad de actuar sobre la conducta y las expresiones corporales de quienes los practican; incluso cuando se trate de individuos sin iniciación religiosa.

El profesor Israel Moliner, etnólogo y musicólogo cubano de reconocida autoridad en la documentación de la religiosidad matancera, nos recuerda que la práctica afrocubana -como casi todas las religiones- tiene un sentido totalmente utilitario. Las ofrendas y rogaciones como los cantos y los bailes, buscan y obtienen resultados específicos en relación directa con la vida del practicante y los acontecimientos que le rodean.

Durante los congresos de psiquiatría efectuados en La Habana durante 1997 y 1998 se presentaron estudios sobre las semejanzas de los oficiantes de cultos sincréticos con los psicoterapeutas actuales, a la vez que se plantearon las similitudes existentes entre los procesos de curación espirita-africanos con l a Psicoterapia (Colli, 1997).

Fue Fernando Ortiz quien introdujo el vocablo transculturación 8 para definir en idioma castellano “el proceso de tránsito de una cultura a otra y sus repercusiones sociales de todo género” (Ortiz, 1940), en oposición al vocablo acculturation acuñado por Powel desde 1889. Melvin J. Herskovits en 1930 al publicar su trabajo “The Negro in the New World: The Statement of a Problem” en la revista American Anthropologist, ya había propuesto el estudio coordinado de las culturas negras en África y en las Américas.

El congo y el palero, son, como el Ozainista, los yerberos de la religiosidad africana y basan su cultura en el conocimiento de las plantas (el palo) y los animales y las piedras (minerales). El palero conoce las propiedades curativas de estos elementos desde hace siglos, así como mantiene la memoria colectiva de las propiedades animistas que el hombre ha ido descubriendo en la naturaleza. Con estas propiedades se forman los cantos y bailes y tradiciones bantúes que han llegado hasta nuestros días.

Aunque los participantes en “The Gathering” fueron expuestos por un corto período de tiempo a estas influencias, ellos actuaron de acuerdo a los mismos fenómenos de transculturación que define Fernando Ortiz. En el caso de la práctica ritual, Colli analiza la posición del hombre al valerse de “estas técnicas surgidas de bases no precisamente científicas sino religiosas, con lo cual se puede considerar que está haciendo Psiquiatría Transcultural (Linton, 1945; Tooth, 1950; Aubin, 1954; Devereux, 1961) ya que la Psicoterapia Transcultural sería también Psiquiatría Transcultural”.

Sue Kucklick, un trabajador comunitario en el campo de la salud mental, señala cómo muchas experiencias de la religiosidad afrocubana resultarían patológicas en la apreciación de un terapeuta desconocedor de esta cultura. Escuchar voces pudiera interpretarse como alucinaciones auditivas y un trance de posesión sería considerado un síntoma disociativo, aunque tales experiencias suelen ser positivas en el contexto de este sistema africano de creencias y conductas.

5 “The Gathering”, written and directed by Jorge Luis Rodriguez (principal author of this article). A Stage Of The Arts production presented at the UNITY Arts Center of Los Angeles, operated in partnership with the City of Los Angeles Cultural Affairs Department.
6 “Another part of the experience of being at the Center for the AfroCuban workshop had to do with one of the class’s organizers - Freddi Almena. Freddi, a Puerto-Rican American who loved music, community and the Center was the public affairs manager for the Unity Arts Center in addition to holding down other jobs. He was instrumental -a key organizer- for the Afro-Cuban dance c lasses. Freddi died a few days before the workshop began of a sudden heart attack. Many members of the community felt devastated and everyone - even those who didn’t know Freddi felt sad about the loss. A memorial service was held for Freddi in which the percussion players played for his spirit and a tree was planted in his memory in the Center’s yard. An altar was built for Freddi in the main room of the Center - where the dance classes took place. The altar held photos of Freddi, photos of Freddi with his family and friends, some of Freddi’s things like prized ticket stubs from salsa concerts, art objects from Puerto Rico and dance shoes. Candles were lit and flowers left on the altar throughout the dance classes.”- Sarah Streng. Spring,
1998.
7 “In recent years, studies of cultural performances have demonstrated clearly that meaning is not latent in ritual signs and awaiting discovery; instant people involved in ritual performances engage signs and activate them (Schieffelin, Edward, 1985. Performance and the Cultural Construction of Reality. American Ethnologist).

Through performance, people communicate cultural meanings; by employing the various culturally relevant and available communicative resources, including specific generic and gestural forms, people produce their culture.” Mason, Michael Atwood. 1994. “I Bow My Head to the Ground”: The Creation of Bodily Experience in a Cuban American Santería Initiation, Journal of American Folklore 107(423):23-39. American Folklore Society.

8 Diana Iznaga, en su trabajo “Transculturación en Fernando Ortiz”, (1989. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.) explica como el concepto y los métodos herkovianos de la aculturación contradicen el espíritu de la obra ya desarrollada por Ortiz desde 1905 a partir de la publicación de “Las supervivencias africanas en Cuba” en Cuba y América. La Habana, Vol. 18, no. 17, 22 de enero de 1905.

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